domingo, 9 de septiembre de 2012

Vestidos de Gala


La elegancia se ha convertido en un concepto confuso en nuestros días. Hace apenas dos  siglos, estaba claro quién o quienes ostentaban este privilegiado calificativo pero, actualmente, con los cauces de información que nos llegan desde la los medios, la idea de elegancia se ha diluído.

Antiguamante, el ser elegante era una condición sinequanone para asistir a los eventos de los más altos estratos sociales. La elegancia que primaba era aquella que ciudaba minuciosamente los detalles del vestido, el tejido, el peinado y, sobre todo, las normas de comportamiento, voz, muecas y demás gestos corporales. Para asistir a una fiesta, era imprescindible haber adquirido las nociones de urbanidad oportunas para conducirse correctamente en sociedad. Hoy, nos parecería una cursilería tener que aprender estas cosas, pues la vida se ha hecho más sencilla y ha cobrado un sentido práctico que rehúsa de estos requisitos.




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